Normalmente el diagnóstico de un TEA no llega hasta los 3 o 4 años y sin embargo, los tratamientos más eficaces son los que se reciben durante el primer y segundo año de vida del paciente. La Escuela de Medicina de la Universidad de Yale están investigando para lograr tener un diagnostico precoz a partir del análisis de la placenta. El estudio se centra en dos aspectos del órgano del que parte el cordón umbilical y que hace de enlace entre la madre y el feto: la presencia de pliegues irregulares y, sobre todo, una proliferación irregular de un tipo de células denominadas trofoblastos que provoca que estén presentes en zonas donde no deberían aparecer.
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